þriðjudagur, júní 08, 2004

Anirak vs. La urraca

Este es un relato verídico. Todos los personajes que se mencionarán a continuación son reales. Ningún animal fue dañado en la construcción de este evento. (Al menos no intencionalmente)

Caminaba yo de la oficina hacia mi casa, a la habitual hora del almuerzo. Mientras, el calor me sofocaba y me tenía obsesivamente ofuscada. Suddenly, me topé con la vecina y en vez de un hola, solo se abalanzó con una pregunta: “tienes una jaula???”. Me quedé pensando… un “flashazo” del interior de mi mente: Karina encogida dentro de una jaula con periódicos y un platón hondo con agua.…

-no, no tengo – le respondí - por qué?
-es que Rocky atrapó una urraca y la lastimó de un ala.

En ese momento, posiblemente, mis ojos salieron de sus órbitas, se dilataron enormemente como el reciente perigeo de la luna y brillaron intensamente, haciéndolos ver como ojitos de animé. Mi corazón palpitó salvajemente y mi sangre fluía con éxtasis como si hubiera sido victima de alguna droga.

-donde!? Donde está!? Quiero verla! Quiero protegerla entre mis manos! Quiero cuidarla!
-no se… mi hermano la tiró al terreno baldío y no la encuentro.
-vamos! Yo te ayudo a encontrarla. Pregúntale a Roberto donde la puso.

Sin más rodeos, minutos después nos encontrábamos, Roberto y yo, rodeando un arbusto en una clase de danza con posiciones de pelea cavernícola. La escena se ha de ver visto cómica. Entre forcejeos y correteadas, por fin la pequeña urraca cedió y yo pude “protegerla” entre mis manos, con sus cariñosas garras encajándose en mi piel.

La metimos en una jaula y la llevamos al veterinario que se ubica a una cuadra de mi recinto. Mi amiga urraquita se quedó allí y yo terminé con mis manos curiosamente decoradas con sangre de urraca.



El paradero de Matilda la Urraca es incierto todavía. Espero que me pueda convertir en su madre y vivamos juntas un mundo feliz libre de canes asesinos. Por mientras, estoy escribiendo acurrucada en la silla, lo más alejada posible del escritorio y con el teclado en mis piernas (atrás de la compu, entre enormes cableríos, hay una cucaracha que mi hermano no ha podido aniquilar).

Si hay algo que en verdad temo son las cucarachas.

Engin ummæli: