þriðjudagur, apríl 06, 2004

Buenas tardes, señores.

regresando de la actividad del día corrí rápidamente a escribir esta anécdota:

Antes remarco la estupidez y/o acto suicida del día: Fui a la iglesia en bici con mis discman a todo volumen, mencionando también que la bici no está dotada de frenos (no en estos momentos) y yo soltaba el manubrio con las dos manos para volar un poco. emocionante estupidez.

Regresando al cuento. Iba yo felizmente en mi bicicleta escuchando Paranoid Android cuando súbita y justamente al empezar el rasgueo de la guitarra de Johnny Greenwood en: "YOU DONT REMEMBER! YOU DONT REMEMBER! WHY DONT YOU REMEMBER MY NAME?!" de la emoción cerré los ojos y no me percaté del enorme pozote que suele adornar las calles de monterrey. Así que, naturalmente, me fui de bruces contra el suelo. Por unos maravillosos 2 segundos (en cámara lenta) realmente volé por los aires mientras escuchaba mi sagrado RADIOHEAD. Y como todo grán momento tiene un fin, finalmente aterrize en el pavimento, justamente a unos metros de un montículo de basura. La suerte es grandiosa.
Así que tuve que regresar a mi casa a lavarme y con una gran sonrisa de dolor (y unas pinzas) me retiré todas aquellas piedritas incrustadas en mis manos

Así que la moraleja del día la puedo tomar como: Somos más propicios a accidentarnos si vamos por la vida escuchando al super quinteto de Oxford.

Silogismo: Mi pequeño reloj de plástico siempre da las doce. A las doce me da hambre. Es por eso que siempre tengo hambre.

Engin ummæli: