fimmtudagur, desember 27, 2012

En casa de Abuelita

-1 Agosto

Veo la mesa del teléfono desde la "sala" de casa de abuelita. Las cuatro patas son delgadas y despintadas. Y a simple vista te da la sensación de que no aguanta nada. Era de mi mamá. Parte de los muebles que ella compró con el esfuerzo de su trabajo humilde. El esfuerzo de mantener la valentía al querer forjar un camino en la ciudad grande y pesada; la que exige, no mucho, sino todo de tí. Fuera de la tranquilidad del pueblo como un estanque callado que no fluye.

En fin, la mesa que era de las pocas y humildes pertenencias de mi mamá fue donada a mi abuelita cuando se regresó a vivir a su casa en el 2010, después de cinco años de haber deambulado de casa en casa tras la muerte de abuelito. Abuelita, recuerdo bien, era una señora imponente y mandona, quien quería estar segura que todos supieran que era la dueña y señora. La niña rubia de ojos claros consentida de familia de bien, de los pocos de clase media/alta del pueblo.
Y, en otros tiempos, su casa grande y llena de muebles ostentosos y de buen gusto reflejaban lo que era ella.

Ahora, en la casa casi vacía, literalmente québrandose (por el desnivel del terreno), está la mesa. Los papeles se invirtieron. Mi mamá es la señora (no mandona y aún muy humilde y callada) de su propia casa y mi abuelita es la que tiene muy poco, y de lo poco, mucho donado. Sigue egocéntrica y a veces se le sale un poco lo mandona, pero depende (como dijo mi papá hace unas horas) del bienestar de sus hijos. Su existencia se redujo a unos cuantos muebles -y tiempo- caridad de los demás. No ha sido fácil pero lo ha ido asimilando y aceptando con el tiempo. No sé, dice muchas cosas pero no sé lo que piensa. Al menos su actitud demuestra lo que supongo.

Escribo todo esto por que debo recordar siempre que polvo soy y polvo me convertiré. Probablemente lograré cosas grandes, es mi destino. Pero que a pesar de eso, cuando sea vieja voy a depender de la caridad de los demás por más que no lo quiera y trate de trabajar para mantenerme lejos de fastidiar a los demás. Fin.


indeed

Engin ummæli: