fimmtudagur, febrúar 17, 2005

Cuando el cansancio te abruma…
La profesora habla en la distancia… resonando el eco. Y tu aburrimiento te hunde como si fueras plomo en el triste asiento.

Ah! El cayó del cielo, frente a mi…
estaba abrumado también, quizá. Muy aturdido. Mucho.
Y como si fuéramos mejores amigos desde la infancia, puse mi dedo automáticamente, por impulso inconciente, junto a el y me sujetó fuertemente, tan manso cuan niño llorón que se deja influenciar por los brazos de su madre. Y se dejo trasladar de donde estaba hacia fuera del salón.

La clase siguió y yo aun podía verlo a lo lejos…
Cuando acabó yo solo pensaba en el y salí a su encuentro. Su elegante smoking amarillo estaba mojado. Pobre ser. Lo importante es que se quedo esperándome.

Lo lleve conmigo desde la escuela hasta el camión. Desde el camión hasta la avenida. A lo largo de toda la avenida hasta mi casa y todo el tiempo el se pegaba a mi para protegerse del frío. Y esperaba. Esperaba pacientemente a que llegáramos a nuestro destino. Allí, el se reconfortó con el calor y pudo secarse un poco las alas. Al rato ya podía volar, aunque muy torpemente. Lo deje junto al calentador y deje un poco abierta la puerta. Esa fue nuestra última platica. Fue agradable.



Hoy vi charcos elevados. Y como estaban elevados, no había otra opción que la de pisarlos con las manos. Yeeeehha!!! Ah. Y me encontré una mascota. Que lleve con amor hasta mi casa. Es una cierta obsesión la de recoger lindas ramas de donde sea que este y llevarlas a mi casa.





Pd. Las avispas no pican.

indeed

3 ummæli:

Nafnlaus sagði...

:) bonito el pensamiento...

Nafnlaus sagði...

me encantan los charcos, pisarlos, aventarlos por todos lados, mis pantalones frios y mojados

Nafnlaus sagði...

eii pequeña roboboroo. deja de recoger cositas en la calle incluyendo avispas o ramitas indefensas...tu casa se llenaría de pequeñas criaturas que cuidar.
bueno solamente para saludar saludos!