miðvikudagur, ágúst 11, 2004

(niaga) gof

La otra noche, al salir de la oficina, experimenté un cosquilleo de cuando está pasando algo especial. Tenía sabor a gomitas en la boca y el aire que circulaba tenía un olor característico como de plantas y árboles felices. Sentí que estaba otra vez examinando el bosque, con mi papá como guía, sujetando las ramas de los árboles mientras yo pasaba.

Es hermoso que de repente te llegue un sonido, olor, sabor o sentimiento que te ayuda a recordar un momento o etapa de tu vida:

-Papá, que sonido y olor te recuerda tu infancia?
-(silencio) mmm… el “buuuuuu” de los barcos al zarpar en el puerto de Guaymas y el olor a vegetación húmeda de Mérida.

Me dá gusto saber que mi padre nunca olvidará su infancia.
En cuanto a mí, hay muchas cosas que me recuerdan muchas cosas:

Ejem, ejem.. (recitando) Cierto perfume que me recuerda mis días de 3ro de primaria. El “cucurú” de las palomas que me recuerdan las mañanas sin escuela en casa de mi abuelita. El sonido de dos metales haciendo fricción que me recuerdan la sonrisilla malévola de Paty mientras me mecía agitadamente en la hamaca.
El olor a hule que me recuerda las piezas rotas de los G.I.JOE de Carlos, o también todos aquellos papeles y recibos que mi abuelito sujetaba con una liga. El rechinar de una puerta que me recuerda los intentos por buscar comida a escondidas en la alacena de la cocina. Cierto tono de rosa que me recuerda mi pastel de cumpleaños número seis mientras, con luces apagadas, nos paramos alrededor de la mesa redonda para soplar la velita con el número 6.
El olor a plástico nuevo de mi primera bicicleta roja y centelleante. Un sabor que de la nada me llega a la boca y recuerdo aquel dulcecito en forma de ruedita que ponía en mi boca para chiflar. Cierto tono de luz que me recuerda el cuarto semi oscuro pero constantemente iluminado por la televisión mientras veíamos los caballeros del zodiaco.
El sonido de los frijoles en la olla presto que me recuerdan el momento de llegar a casa después de que mi abuelito nos recogía de la escuela y llegaba cargando nuestras mochilas. Cierta temperatura en el aire que me recuerda cierto invierno en la secundaria. Más rechinar de metales que recuerdan la risa de mi papá mientras nos mecía a Paty y a mí al mismo tiempo en los columpios. El “cri-crí” de los grillos que me recuerdan las noches que salíamos de la clase de matemáticas. Cierta clase de cansancio que me recuerda la noche que hicimos el documental de IM.

Aquel sonido…, aquel olor…, aquella temperatura…, cierta textura…, cierto color…, una iluminación…

Y si recordamos todo eso, nos damos cuenta que no hemos vivido en vano y que talvez lo mejor viene más adelante y que en verdad la vida no es tan injusta como parece.

Somos, en verdad, la más grande creación. Podemos archivar en nuestro cerebro muchos sentimientos y momentos del pasado que están etiquetados con nuestros 5 sentidos y que al abrir la carpeta, nuestro corazón puede provocar una aceleración en la circulación de la sangre al palpitar rápida y fuertemente que nos hace anhelar el recuerdo y nos sumerge en un estado de éxtasis que nos jala del pozo de la pesadumbre.

Hoy llovió. Hoy me siento bien.

3 ummæli:

el can sagði...

new days....


So, These Always are the days, raising towards.

(follow me over to join me, across the desert sand, follow me over to Texas, into the promise land)
(some violent messiah)

Josué Peregrina sagði...

Dulce nostalgia

.Pâtissier Cellist sagði...

Kary:
Simplemente mis ojos se llenaron de lágrimas, no sòlo al recordar eso, si no al ver que Carlos, tu y yo pasamos por tantas cosas y disfrutamos muchas mas.
TQM hermanita