miðvikudagur, ágúst 01, 2007

mi confesión ególatra

Soy una diosa. Una diosa de la luna y del agua.

La del tipo que en realidad es de la misma densidad mental y espiritual que cualquier otra persona; y respiro, duermo, como, defeco como los demás y no tengo ningún valor mayor que el de cualquier otro.
En resumen soy nada más alguien. Pero soy una diosa de la luna y el agua.

Y tampoco es que pueda tener algún poder sobre ellas, de hecho ellas me inducen a mí:
en la luz oscura que se pega a mi piel por las noches, en mis iris que se queman radiantes al mirar hacia arriba y ver a la luna, en mis oídos y peso al trasladarme pacientemente bajo el agua, en ese sonido sordo que emiten y llega y circula en mi aparato respiratorio.

Y con egolatría puedo decir que soy una diosa de la luna y el agua por que no tengo razón para decirlo y no existen hechos que puedan comprobarlo. Soy como una marioneta de ellas y nadamas.

Soy una diosa del agua y la luna por que mi voluntad se doblega ante ellas y al mismo tiempo se fortalece, y mi respiración es como todos los tifones más crueles de la historia, y mi sonrisa es todas las sonrisas (de inocencia, felicidad, travesura, burla, nervios, pena) de todos los niños que han pisado descalzos, con calcetines rotos, zapatos nuevos, etc., sobre la tierra, y mis movimientos se convierten en los de rotación y traslación de cada objeto celeste que ha vivido y extinguido en el espacio, bailando y cronometrando música de cualquier compositor famoso del romanticismo que haya muerto de locura y ansiedad.

Y soy todo eso, cuando están a mi lado (figurativamente). Soy una diosa de la luna y el agua en la vida e historia que sucede bajo mi piel.





ah si, y el sol es lindo cuando se despide en el horizonte.


indeed

Engin ummæli: